Investigando sobre arte contemporáneo, me encontré con una discusión tanto académica como popular donde son varias las personas que confunden el arte urbano con el mosaiquismo o el mural. Y es que éstas expresiones, lejos de ser delimitadas y definidas, resultan ambiguas entre sí.
Una de las razones de su confusión, se debe al tipo de lectura que realizamos como espectadores (observamos estas producciones al estilo pictórico). Además, las progresivas evoluciones de cada movimiento artístico llegan a combinar mucho mas los elementos formales de las piezas con el entorno urbano.
Dichas expresiones desarrolladas en la actualidad, distan de limitaciones teóricas cerradas, invitando a los transeúntes y espectadores, a reflexionar sobre el nuevo panorama artístico.
Mural: El mural es una técnica pictórica que data de los inicios de la humanidad con las pinturas rupestres. Consiste en plasmar una producción figurativa/abstracta directamente sobre el muro o la pared. El mural tiene una vinculación meramente sustancial con el entorno, esto quiere decir que las superficies a utilizar son uniformes, lisas y no generan un diálogo con la obra. Pero además, las piezas presentan límites temáticos debido a su comunicación directa con el espectador del tipo monólogo. Los murales tienden a dar información directa, sin abrir posibilidades hacia interpretaciones menos dirigidas.
Esgrafiado de Lou Manche (1959)
Como el mural existió en toda la historia del arte, el mismo fue mutando hacia diferentes expresiones. Es en esta búsqueda donde surge el arte urbano en la década de los setenta. Los artistas deciden incursionar sobre materiales y técnicas novedosas, como el stencil o el póster, ampliando sus capacidades creativas. En estas prácticas, cobra importancia el lugar donde se encuentra la obra, siendo incluso el mismo entorno urbano, un generador de significación. Las producciones callejeras se transforman en apariciones que el espectador encuentra. La calle se convierte en un terreno de juego iconográfico, para que el transeúnte explore los diversos espacios urbanos, en busca de más piezas.
Ernest Pignon en Napoles (1978)
Y ésta búsqueda puede producir cierta dislocación incluso cuando aparece una pieza cubierta de mosaicos. Otra vez necesitamos de nuestras competencias para descifrar qué tipo de arte estamos observando.
Mosaiquismo: El mosaiquismo es una técnica milenaria, que consiste en cubrir una superficie a través de mosaicos adheridos por un pegamento especial. Esta unión de pequeños fragmentos, produce formas abstractas o figurativas que pueden adquirir un carácter monumental. Como es una técnica costosa y elaborada, la mayoría de las veces se trata de arte por encargo. Aquí el mosaiquismo se convierte en una decoración de la pared y pierde su papel transformador. Son producciones que caen peligrosamente en el ornamento y en la mera belleza como producto final. Pero no dejan de sorprendernos por su prolijidad y desarrollo.
El nacimiento de Resistencia, Willy Rodriguez (2018). Calle San Lorenzo 20. Resistencia, Chaco
Si tuviésemos que decidir sobre qué tipo de arte es el que produce nuevos caminos reflexivos, contradictorios y quizás revolucionarios, podríamos quedarnos con el arte urbano.
En su momento de la historia, fue el mural el que contó la vida y obra de los pueblos originarios, las acciones políticas memorables y los acontecimientos sociales célebres, pero como bien se ha estudiado hasta el momento, el mural tradicional no plantea un diálogo con el espectador, sino un mensaje directo, claro y concluyente. Por otro lado, el mosaiquismo refleja frecuentemente la misma función social del mural, pero con recursos decorativos que tienden a desviar el goce estético de la obra.
Es el arte urbano el que propone, desde sus estilos callejeros propios, una impronta marginal con materiales degradables que abren paso a un camino alternativo a la historia oficial.
Redacción e idea: Indiana Got
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