martes, 31 de agosto de 2021

Primeros gestos de postgraffiti en Resistencia (2004-2007)

El postgraffiti como movimiento artístico surge por primera vez en los ochenta, en Estados Unidos y en Europa, a la par del graffiti pero con menos relevancia. Sin embargo, al tratarse de una expresión informal y callejera que nace sin el fenómeno de internet, fue recién en el cambio de siglo cuando el movimiento adquiere reconocimiento mundial.

Esta transición entre los siglos, dio lugar a cambios radicales en las artes del Nordeste Argentino: nuevos lenguajes aparecieron en las artes de esta región a partir de diferentes procesos que afectaron la escena artística. Comenta Geat (2017) que las artes visuales del Nordeste Argentino de los últimos treinta años, condensaron propuestas heterogéneas, algunas de carácter efímero y precario, que desafiaron los procesos de patrimonialización de las instituciones artísticas. A su vez la autora afirma que al mismo tiempo promovieron la reflexión sobre los lugares de circulación del arte y cuestionaron los contenidos de las obras tradicionales. De esta manera, aparecieron por las paredes de la ciudad, múltiples pintadas callejeras, intervenciones, obras efímeras y graffiti que intentaron romper con el arte elitista, cerrado e intelectual que adoraba la crítica especializada de la época.

El espacio público fue el escenario principal que dio lugar a los cambios que plantearon los artistas contemporáneos. En Resistencia se identifican los primeros postgraffiti en el año 2004. Éstos se encontraban de manera esporádica, no así como los murales y las esculturas que se emplazaban masivamente en veredas y espacios comunes. A su vez tampoco existían trabajos teóricos que aborden estas prácticas, por lo que la gente podía observar pero rara vez entendían la propuesta artística.

Una de las obras más significativas del momento fue las “Bicicletas de Rosario” de Fernando Traverso, que hasta el momento se desconoce si fue el mismo artista quien las pintó en nuestra ciudad, o algún anónimo. Esta serie de stencils representan la ausencia de aquellos desaparecidos Rosarinos durante la última dictadura cívico militar de la Argentina. Como la obra fue tan aceptada por la crítica, generó un fenómeno social que reprodujo el estilo en varias ciudades, y entre ellas quedó marcada la ciudad de Resistencia. Las bicis se encontraban de tamaño natural, pintadas en negro o verde. Las más conocidas en el colegio Zorrilla y en el Museo de la Memoria, ambas frente a la plaza 25 de Mayo. Actualmente ya no están, pero si buscamos en google Streets todavía aparece la imagen de una de ellas.

Figura 1: bicicletas de Rosario, Museo de la Memoria. Foto Google Streets. 

Poco a poco la capital se pobló de producciones informales. “Artistas como Diego Figueroa, Alejandra Muñoz, Cristian ICE y el Grupo WE comenzaron a intervenir los muros de edificios públicos y casas particulares con stencils, sellos y postgraffiti dirigidos al transeúnte capitalino de las cuatro avenidas. Sus producciones trataban sobre cuestiones que iban desde los modos de ser-chaqueño, la salud de la población o el imaginario femenino sobre las estudiantes de los colegios católicos. Por medio de la ironía, la precariedad y lo efímero, los artistas se expresaron sobre cuestiones de la identidad resistenciana” (Geat, 2017, p. 5).

Así también lo registra el “Blog del Profe Marcelo” en el año 2007, con dos producciones ampliamente conocidas para los transeúntes que recorrieron el centro de la ciudad a pie. Se trataban de stencils ubicados en la esquina entre calles Arturo Illia, y Arbo y Blanco. Dichas producciones fueron esparcidas en varios muros de la capital, pero en la esquina antes mencionada es donde pudimos obtener un registro de las mismas. Uno de los stencils se titula “Pienso, luego Google” y el otro “Usá el Marote”. Ambos de autor desconocido hasta la fecha.

Figura 2: Usá el Marote, Stencil. Ilia y Arbo y Blanco. 

                                         Figura 3: Pienso luego Google, Stencil. Ilia y Arbo y Blanco. 

Usá el Marote es un stencil de la silueta de una cabeza, con la cavidad del cerebro transparente que nos permite ver el contenido de adentro. El cerebro es representado como una rueda dentada con una llave al costado, dando a entender que el acto de pensar es parte de un gran engranaje que funciona de manera continua e interconectada con otras partes. Abajo, la frase de la obra en imprenta mayúscula. La palabra Marote es un lunfardo argentino referido a la cabeza pero no como una parte del cuerpo sino remitiendo al pensamiento, a la mente. Esta obra aparece cuando internet llega de manera plena a la ciudad; si bien internet surge en 1995, es recién en 2005 cuando algunas personas más adineradas tienen acceso a la red en sus casas, pero destinaban este recurso a tareas laborales. Había que esperar hasta el 2007 para que la mayoría de los resistencianos pudiesen tener una computadora con internet en sus hogares. Esto produjo una transformación en la manera de pensar y reflexionar de las personas, encontrando todas las respuestas a un solo click. Y de alguna manera generó cuestionamientos dentro de la sociedad, como toda novedad que viene a reemplazar  algo viejo. Al observar Usá el Marote, entendemos que internet es un recurso, pero no reemplaza nuestro cerebro, nuestro criterio e identidad. “La web en sí misma es inútil. Son los millones de marotes los que cotidianamente resignifican internet; y más aún cuando esos marotes pensantes están interconectados y socializando lo que tienen dentro” (Blog del profe Marcelo, 2007).

La otra producción mantiene el estilo visual y la tipografía de Usá el Marote. Se lee con imprenta mayúscula “Pienso luego Google” y arriba los rostros de los Tres Chiflados (conocidos cómicos de la televisión estadounidense en los treinta). Nuevamente se plantea el surgimiento de internet y su relación con los ciudadanos. A su vez, toma la célebre frase de Descartes para ofrecer una nueva mirada hacia los tiempos contemporáneos. Ya no se trata de pensar para saber que existimos, sino de manifestarnos dentro de la red a través de múltiples motores de búsqueda y de redes sociales que nos dan la pauta que estamos aquí. Stencils que quizás hoy podrían resultar obsoletos pero que poseen valor documental porque expresaron el ideal de una sociedad en transición, que le decía adiós al modelo analógico y expresaba los miedos del porvenir.

Para ir finalizando con el escrito me interesa destacar otro de los primeros postgraffiti de la ciudad, que era un stencil con el rostro de Marilyn Monroe. La mayoría de las prácticas se daban dentro del casco céntrico de Resistencia, y en los barrios se limitaba a las pintadas o tags. Pero cuando tenía 9 años, jugando a la escondida (un juego muy popular dentro de Latinoamérica sobre todo en la niñez de los noventa) atravesé el patio de un vecino para esconderme detrás de un muro, y mis ojos captaron una imagen que pasó fugazmente mientras me escondía. Cuando vuelvo a mirar detenidamente, el rostro de Marilyn estaba ahí, oculto pero a la vez visible. No entendía por qué ese dibujo estaba allí, quien lo pintó, que significado tenía. Recuerdo que me gustó muchísimo por el efecto sorpresa que produjo en mí, porque sentía que la obra estaba “escondida” (como el juego que jugaba ese día) y yo la había encontrado al azar. Con el paso de los años me olvidé completamente de este episodio y hace poco tiempo, en una de mis exploraciones urbanas, reconocí la misma imagen, aunque prácticamente borrada por el paso del tiempo. Lo curioso es que mantenía el mismo estilo en la localización: ubicada en la parte transversal de un muro de ladrillos, anónima y un poco escondida. La imagen de abajo es la producción actual, que es idéntica a la que me encontré hace 17 años atrás.

Figura 4: Marilyn Monroe, Stencil. Obligado 920

                                                                Figura 4: Marilyn Monroe, Stencil. Obligado 920

Con estas producciones puedo identificar que además de utilizar el street art como medio para democratizar el arte, los artistas usaron el espacio público y el stencil (particularmente) como una forma de crítica social, ya que desarrollaban sus prácticas artísticas en un espacio común a todos, y expresaban ideas breves pero claras que mantenían el interés en los transeúntes. Estos efectos de sorpresa, de encontrarse con la obra en un lugar no convencional para el arte, de utilizar el anonimato, de tomar temas de actualidad, y de explorar el espacio público como escenario para el arte callejero, fueron los pilares que estas producciones tomaron para dar voz hacia un nuevo sector, alejado de la academia y del museo, y que dio origen al postgraffiti resistenciano.


 Idea y redacción:

Got Indiana


Bibliografía:

-   Ashley Dowd, Irene Cambra Badii. La ciudad como territorio de la memoria. Una visión a través del arte. (pp. 51-69). Recuperado de: https://www.aesthethika.org/La-ciudad-como-territorio-de-la

- El blog del Profe Marcelo. Recuperado de: http://elprofemarcelo.blogspot.com/2007/10/pienso-luego-luego-googgle-filosofa-y.html

Geat, A. (2017) POÉTICAS IDENTITARIAS E IMAGINARIOS SOCIALES. PRECARIEDAD, IRONÍA Y FUGACIDAD EN EL ARTE ARGENTINO CONTEMPORÁNEO.

Got, I (2020) “Nunca Sé” (2013-2018). Una aproximación a las relaciones entre street art y postgraffiti en el espacio público. UNNE.

Las bicicletas de rosario. Recuperado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Las_bicicletas_de_Rosario#cite_note-:1-6

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