Esta maceta de cisne decora el muro perimetral de la urbanización de la ciudad del Salvador.
RESUMEN
El cisne es una especie animal que no todos
los argentinos han visto en carne y hueso, salvo los que han vivido en el
campo, granjas o similares y compraron estos animales junto con los patos. Sin
embargo, su imagen estilizada en elementos arquitectónicos decorativos aparece
a menudo en jardines de casas tanto sencillas como
ostentosas, en negocios o instituciones gubernamentales.
En
Argentina, es muy reconocido como elemento ornamental para las personas que han
transcurrido su vida entre la década de los 90 y los 2000, quizás en la casa de
la abuela o directamente como motivo decorativo de espacios verdes. ¿Cómo y
cuándo migraron estos pesados cisnes a la Argentina?
Los cisnes son aves acuáticas de la familia de los Anatidae, es decir, parecidos a los patos. Existen 10 especies de cisnes en el mundo, pero para el imaginario colectivo, ninguno más famoso que el cisne vulgar (Cygnus olor) que vive en Europa y el centro de Asia, de intenso color blanco y con su característica protuberancia en la base del pico llamada carúncula. Durante miles de años sus cualidades físicas y sus pautas de comportamiento han inspirado a múltiples culturas para desarrollar mitos y leyendas.
El
cisne vulgar es una de las aves voladoras más grandes del mundo. Los machos
tienen una envergadura de alas de un metro y medio y pesan 10 kilogramos y
medio. Su color blanco le sirve para mimetizarse con la nieve. Su
característico cuello está especializado para alcanzar plantas acuáticas del
fondo de lagos, ríos y estuarios donde habita y se reproduce. Forman parejas de por
vida, por lo que los pueblos nativos de Europa lo tenían como un símbolo del
amor eterno, de la pureza, la transformación y la belleza. Hay quienes creen
que cuando un cisne muere, la pareja sobreviviente deja de comer y no se aparta
del cadáver de su compañero hasta morir también, pero esta creencia no es
cierta.
En el Arte Occidental, el cisne ha estado
presente en todos sus géneros desde hace varios cientos de años. En la Antigua
Grecia aparece en su mitología como representación del mismo Zeus. En el mito
de Leda y el cisne, Zeus seduce a una mortal tomando la forma del animal y este
mito ha sido retomado por escultores y pintores como Da Vinci, Miguel Ángel,
Rafael y Dalí.
El cisne sigue apareciendo en las artes a lo
largo de la historia europea, pero su época de oro es, sin duda, el siglo XIX
especialmente en la segunda mitad e inicios del XX. Para Goethe en el Fausto,
el cisne muere cantando y canta muriendo. Wagner se inspira en la mitología
alemana del Caballero del cisne para crear su ópera Lohengrin. El Lago de los Cisnes
de Tchaikovski se inspira en la mitología celta para crear su trágica historia que
luego es retomada en la película Black Swan de Darren Aronofsky. Y así,
múltiples artistas han tomado al curioso animal como símbolo de sus
producciones, siempre enlazándolo con atributos oníricos, de magia y
misticismo.
En esta época surge el simbolismo y su sucesor, el modernismo, que fueron uno de los estilos más influyentes de finales de siglo XIX.
Esta maceta en forma de cisne decora la entrada a la cochera de una casa.
El simbolismo fue un movimiento
principalmente literario fundado por su ideólogo, el poeta griego Jean Moreas, que
buscó rechazar la creciente industrialización y el dominio del positivismo, el
naturalismo y el racionalismo. Este movimiento puso el acento en la
imaginación, buscando la evasión de una realidad desagradable y aburrida. Su
sensibilidad se expresaba en la melancolía, la tristeza, la luz crepuscular,
los colores apagados, la niebla y la sugestión. Moreas caracterizó el estilo como
“en este arte, las escenas de la
naturaleza, las acciones de los seres humanos y todo el resto de fenómenos
existentes no serán nombrados para expresarse a sí mismos, serán más bien
plataformas sensibles destinadas a mostrar sus afinidades esotéricas con los
ideales primordiales” (Moreas, 1886).
Estas ideas tuvieron un enorme impacto entre
jóvenes artistas que tomaron a la figura del cisne como una representación de
lo metafísico que despedía melancolía, gracia y cierta divinidad. Los poetas
franceses Stephane Mallarmé, Paul Verlaine y Arthur Rimbaud desarrollaron el
estilo y adoraron los cisnes. De este movimiento surge el poeta Rubén Darío, el
cual es, para algunos expertos, el más influyente poeta literario de habla
hispana cuyos referentes principales en sus escritos fueron los cisnes como figuras
melancólicas y elegantes. Darío los manifiesta como aves sacras de belleza
inmaculada que posteriormente pasan a ser elementos significativos y simbólicos
de su obra poética.
De esta manera se observa que el cisne como figura, tanto en la literatura como en las artes visuales, es representado como un pájaro inmaculado cuya blancura y poder lo definen como epifanía de la luz[1]. Esto encarna un misterio sagrado y un hermafroditismo, pues el cisne es masculino en la acción y en su cuello largo de aspecto fálico, pero también es femenino por su cuerpo redondeado, sedoso y pulcro. Esto lo convierte en una imagen que representa el deseo sexual y será definitorio para entender la función del cisne dentro del arte.
Estas macetas de cemento decoran la entrada de una heladería.
Entre 1880 y 1900, Argentina gozó de un
crecimiento de su economía producido por las inversiones provenientes del Estado Argentino y del Reino
Unido, que fueron destinadas a mejorar las áreas ferroviarias, portuarias y los
frigoríficos. Esto impulsó la concentración de las riquezas en la ciudad de
Buenos Aires, la cual se convirtió en una urbe próspera y cosmopolita. Como
consecuencia, emergió una clase social educada, la mayoría con origen y/o
descendencia europea que miraban en el viejo continente un modelo para el
futuro de Argentina, desdeñando todo lo local como una herencia del pasado
colonial.
Europa
representaba el ideal del arte y los artistas de la época, se prestaron a
satisfacer esa necesidad de los nuevos millonarios que necesitaban expresar el
escape de la realidad y abandonarse al ensueño. La nueva burguesía porteña
importó obras de arte desde Europa y también artículos de lujo para uso diario
o decorativo.
Una
característica de los estilos artísticos del pasado es que se veían reflejados
en todos los géneros, incluyendo el arte aplicado. Astrid Bahamond describe la
popularidad del cisne decorativo como el Mickey Mouse de la época: importado y
popular. En forma de cisne se elaboraban joyas, piezas de vajilla, tinteros,
muebles, floreros y unos maceteros muy similares a los de cemento que
vemos en las casas antiguas. Un ejemplo de la importancia de los objetos con
forma de cisne lo observamos en la película El Imperio del Sol (1987) cuando el
protagonista, despojado de toda su vida aristocrática por el horror de la
Segunda Guerra Mundial, reconoce en un estadio de fútbol donde los japoneses abandonaron
los objetos de lujo de sus opositores, al auto que le pertenecía a los padres
del niño. En esta escena, la principal simbología para reconocer el coche, es
el ornamento de cromo en forma de cisne que llevaba el capó. De esta forma el
protagonista reconoce, no sólo un bien material que le pertenecía a su familia,
sino también la pérdida de la inocencia, las relaciones de poder de las clases
sociales y como quedó para este joven, una época prácticamente de ensueño que
le fue arrebatada y sepultada a temprana edad por la guerra. Todo esto gracias
a la pequeña forma de un cisne de cromo.
Comenzando el siglo XX, después de la exitosa
exposición de Paris en la cual se estrenó la Torre Eiffel, surgió un movimiento
artístico, arquitectónico y decorativo llamado Modernismo, que se esparció por
todo el occidente. El modernismo, denominado así en español, Art Nouveau en francés y Modern Style en inglés, se convirtió en
una fuerte moda hasta antes del inicio de la Primera Guerra Mundial. La idea de
sus creadores era la recuperación de los oficios tradicionales frente a la
industrialización que amenazaba con hacerlos desaparecer. Se trataba de hacer
regresar a la naturaleza en las ciudades industriales por medio de elementos
decorativos de formas orgánicas y curvilíneas. Un bello ejemplo de la esencia
del estilo, es la casa de Víctor Horta en Bruselas. El cisne adquiere
notoriedad en el movimiento artístico, por ser una figura proveniente de la
naturaleza, clasificada como elegante y curva, que seguía manteniendo su lugar
en decoraciones de tapicería, cromos, floreros y lámparas.
El cisne siguió apareciendo a lo largo del
siglo XX en el arte aplicado mundial y se fue convirtiendo en un elemento más
de la cultura popular. Actualmente (2021) y para muchos contemporáneos, el
cisne y su uso simbólico/decorativo fue siempre un sinónimo del mal gusto. De
aquí deviene el asociar las macetas de cemento de cisne con lo Kitsch,
un concepto alemán que los historiadores y críticos del arte han acuñado para
diferenciar un objeto berreta de uno elegante. El Kitsch es un concepto
estético que ironiza la relación del arte con el consumismo, denotando un mal
social en el cual, remite al concepto de una estética de mal gusto, pero lucrativa.
En el mismo debate pueden entrar los flamencos de cemento, los angelitos de la primera comunión, los adornos plásticos imitando esculturas clásicas, los enanos de jardín, bajo este viejo rótulo del almacén. La maceta de cisne de concreto que todos conocemos o hemos visto alguna vez, simula ser una escultura pero la delata su material degradado y netamente práctico, el cemento, el cual la sustrae al ámbito artístico para revelarla como parte de una producción en serie de corte industrial. Y es aquí donde la maceta de cisne se vuelve Kitsch, ya que se conforma con un contenido pobre hasta llegar incluso a rozar lo vulgar o escaso, y esto precisamente, hace que sea aceptada por muchos seguidores, con la aspiración de ascender de categoría en algún momento.
Ya en la primera década del siglo XX, el Kitsch se
convierte en un término internacional que implica la noción de inadecuación
estética, sentimentalismo y consumo masivo. Este arte busca la aceptación
comercial y estética de un público amplio, razón por la que, hasta fechas
recientes, ha sido intensamente cuestionado por la crítica pero ampliamente
popularizado por la cultura de masas.
El cisne como parte de columnas decorativas para balcones.
A diferencia del cisne modernista que podía pensarse como un símbolo de pureza y que daba cuenta de cierta poesía abstraída del mundo cotidiano, el cisne de los 90 y los 2000 condensa en sí mismo un mundo cotidiano porque pertenece a un ámbito doméstico de extracción popular. La maceta con forma de cisne es la exacerbación de lo artificial y lo desmesurado, es la consumación del Kitsch como representación. Teniendo en cuenta que el Kitsch es una imitación estilística de formas de un pasado histórico prestigioso o de formas y productos característicos de la alta cultura moderna, ya socialmente aceptados y estéticamente consumidos, podríamos considerar la maceta de cemento con forma de cisne como la consolidación del movimiento estético.
Este cisne ornamental yace en una chatarrería de una
comunidad de la colonia de Escalón.
El cisne llegó para quedarse. Para cada persona representa lo que cada quien desee, pero siempre tendrá un toque de ensueño, de irrealidad inalcanzable. Es curioso deambular por la ciudades de Argentina y ver, entre vegetaciones silvestres, decoraciones extrañas y casas precarizadas, algún que otro cisne de cemento prácticamente abandonado. Todavía deben quedar algunos ejemplares en las casas de las abuelas que consideran bello este ornamento, junto con algún enano de jardín, o angelitos de yeso en el living. Decimos abuelas porque no nos imaginamos una persona de 30 años con una maceta de cisne en su departamento, pero todo puede suceder.
Un cisne que decoraba el frente de una carroza de
carnaval, ahora descansa en un basural.
En esta última imagen, observamos los
despojos de una carroza de las fiestas patronales de Jujuy, en la cual se
pasearon las candidatas a reinas de los festejos. Podemos identificar los pensamientos
del diseñador sobre cómo representar el sueño hecho realidad de aquellas
mujeres saliendo de la niñez hacia la adultez, endulzadas por medio de un baile
con características lúdicas. Denota cierta melancolía, tanto el rito de la
adultez, como el de la figura ensoñadora de un cisne en una chatarrería,
abandonado y condenado al olvido. Pero aún queda en el imaginario colectivo, la
idea del cisne como una figura mística y un tanto excéntrica, que representa la
nostalgia de esos años que ya no volverán.
IDEA Y REDACCIÓN
Got Indiana
BIBLIOGRAFIA
-
Cuello
Privitera, T. B. (2017). El símbolo del cisne en Rubén Darío. Revista de
Literaturas Modernas, 47(1). Recuperado de: https://bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/12344/09rlm.pdf
-
Nota original
de Mauro Arias en ElFaro.net /
Publicado el 18 de Junio de 2012. Recuperado de: https://www.elfaro.net/es/201206/fotos/8805/El-cisne-en-tu-jard%C3%ADn-lleg%C3%B3-de-Europa.htm?tpl=12
-
Panamá,
A. B. (2011). Procesos del arte en El Salvador. Edición conmemorativa
del Bicentenario del Primer Grito de la Independencia. El Salvador.
-
Vanguardia y Kitsch, Clement Greenberg. (Extraído de “Arte y Cultura”: Ensayos
Críticos. Ed. Paidós España, 2002). Recuperado de: http://artecontempo.blogspot.com/2005/05/vanguardia-y-kitsch.html
FUENTES DE INFORMACIÓN
-
Cisne
Mudo (Cygnus olor). Recuperado de: https://www.argentinat.org/taxa/6921-Cygnus-olor
-
El
simbolismo, el arte como sueño. Recuperado de: https://masdearte.com/movimientos/simbolismo/
-
Jean Moreas, Le Manifeste du Symbolisme, Le Figaro, 1886
-
Movimientos
- Modernismo. Recuperado de: https://masdearte.com/movimientos/modernismo
- Película El Imperio del Sol (1987) de Steven Spielberg
- Republica Conservadora (Argentina). Recuperado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Rep%C3%BAblica_Conservadora_(Argentina)
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